
"Me siento muy cercano a todos aquellos quienes no consideran la fotografía como una `rebanada´ de la realidad, sino como una estructura conceptual, una forma sintética de lenguaje pictórico, de momento incluso como una imagen suprematista. Pienso en Malevich y su cuadrado negro. La dirección que he tomado está más próxima a la de un fotógrafo como Man Ray que a otras formas como el reportaje, que es como disparar una flecha en dirección de un momento fijo."
(...)Muy a la usanza del arte contemporáneo, su producción interroga sin cesar sus propias condiciones de posibilidad y está orientada por lo que llama el "Tercer Ojo": la fuente y la ruina de todo acto de visión y ceguera, el elemento radicalmente invisible en que la diferencia entre la luz y la obscuridad ha lugar por primera vez. Si Occidente en su conjunto puede ser entendido como una épica furiosa en que tres fuerzas, el Ojo (personificado por Platón, Descartes y Hegel), la Sombra (asociada con Demócrito, Calvino o Rousseau) y lo Insondable (abordado por Eckhart, Nietzsche y Wittgenstein), continuamente batallan entre sí, entonces la originalidad del proyecto bavcariano es su señalamiento de que, lejos de permanecer simplemente opuesto a la Sombra e idéntico a sí mismo, el Ojo es lo Insondable.(...)
(...)De manera que los anteojos transparentes de Bavcar y su vestimenta a la Bruant evidencian su participación en ese mundo visual del que un imaginario ordinario de lo visible tiende a excluirlo. Las acostumbradas gafas obscuras usadas por los ciegos refuerzan la identificación de su ceguera física con los brutales estereotipos de la "ceguera" simbólica; en cambio, los lentes usados por Bavcar lo posicionan como un "intelectual". Su vestimenta no sólo testimonia su acceso a la gráfica de Tolouse-Lautrec que permanece más allá de su vista, también deja en claro su capacidad para sondear, hasta el punto de bromear con ellas, las miradas de los videntes. En cuanto a su discusión de pinturas y su actividad fotográfica, se trata de simples extensiones del saber sensorial y conceptual que los ciegos inherentemente tienen del mundo visible, así sea por vía negativa. Posiblemente el más elegante de los gestos bavcarianos de desplazamiento de los atributos tradicionales de la "ceguera" es el pequeño espejo que porta siempre en su solapa: él sabe bien que los videntes, en particular las mujeres, demandan a su vez ser vistos; y como no puede ofrecerles la vista especular a la que están acostumbrados, lleva dicho espejo al que pueden asomarse de vez en vez, y sentirse apaciguados.(...)
Texto extraído de "EL FOTÓGRAFO CIEGO" de Benjamín Mayer FoulkesPublicado en http://www.zonezero.com/exposiciones/fotografos/bavcar/
LA PUERTA CON GOLONDRINAS
LOS ESCALONES CON SOMBRA
LA PUERTA DE FUZINE
DESNUDO CON MANOS
UMBERTO ECO
AUTORRETRATO
Fotos extraídas de: http://zonezero.com/exposiciones/fotografos/bavcar
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